Cambio climático y COVID-19: la tormenta perfecta

Por Carlos Roa

Mientras la atención y los esfuerzos de casi todo el planeta se enfocan en derrotar al  COVID-19 y sus variantes, los otros problemas que amenazan a la humanidad siguen adelante, aunque no les prestemos la misma atención que antes.

Un ejemplo de esto es el cambio climático, una de las mayores preocupaciones de los últimos tiempos, y que ha disminuido su presencia en los titulares periodísticos para cederla al virus. Pero eso no quiere decir que no continúe avanzando. 

Sin embargo, los incendios de California tuvieron más potencia el año pasado, para recordarnos que hay una urgente tarea por abordar y que no puede ser desatendida. Y esto es solamente un ejemplo de lo que estaría por venir.

Especialistas alertan que, junto al el cambio climático, la pandemia del coronavirus aún no totalmente controlada, puede llegar a constituir una dupla altamente peligrosa para la humanidad.

California, una alerta

Los incendios de 2021 fueron excepcionales, según los registros de California. Así lo afirmó en su momento el doctor Anthony LeRoy Westerling, quien es profesor especializado en cambio climático e incendios forestales, en la Universidad de California en Merced.

El docente afirma que el cambio climático está incidiendo en la severidad y frecuencia de los incendios. “No es una cosa que suceda una vez y vuelva a la normalidad. Esto se va a incrementar por el resto de nuestras vidas, en el estado de California y en todo el planeta”.

Con referencia a la creciente vulnerabilidad del estado ante la tragedia, que ahora es anual, dijo que estamos ante una amenaza para muchas comunidades, “Ya que no afectan solamente a quienes viven cerca, sino mucho más allá, por la polución del aire”. El académico revela que se ha hecho seguimiento al problema por 150 años.

Alerta que “Nos preocupa mucho el impacto económico, psicológico, en salud pública, que habrá a mitad del siglo, en menos de 30 años. Este no es el mundo en el cual queremos vivir, un mundo donde esto pase todo el tiempo”.

Hace un llamado a enfocar el asunto desde varios puntos de vista. “Hay que detener el cambio climático, revertir el carbono de la atmósfera. Reducir el impacto de los incendios. Pensar de manera más organizada en nuestras comunidades: ¿dónde se construirían viviendas?”

Y añade: “Hay que ver cómo se lidia con opciones de casas más seguras. Nos iría mucho mejor. Hay que comprometerse con la ciencia en el diseño de las políticas. Cada partido político debería escuchar a la ciencia para poder planificar”.

El fantasma de Katrina

El doctor Robert Bullard es un distinguido profesor de Planificación Urbana y Políticas Ambientales en la Universidad en la Southern Texas University. También dirige el Centro Bullard para la Justicia Ambiental y Climática. Es conocido como el «Padre de la Justicia Ambiental» y es autor de 18 libros, incluyendo «Raza, Lugar y Justicia ambiental después del huracán Katrina».

Se define a sí mismo como “Un sociólogo que ha trabajado con intersección de ambiente y razas por 40 años”. Considera que la polución ambiental más el COVID-19 son un misil para la población vulnerable en su salud, así como para quienes son sensibles a los cambios en el ambiente.

Recuerda que “Las partículas en el aire o las áreas de calor aumentan la posibilidad de morir, si le agregamos el COVID es peor”.

Para él hay que sumar el “redlining”, que ha definido dónde las poblaciones de color pueden o no comprar casas, algo que comenzó en los años 20 y 30. “Las personas discriminadas terminaban viviendo en lugares donde el calor era más alto. “Fue por ello que el huracán Katrina afectó más a gente de color. El gobierno es más lento en responder a desastres en comunidades pobres”, aclara. 

Por si fuera poco, se queja de las políticas de la Federal Emergency Management Agency o Agencia Federal de Manejo de Emergencias. “FEMA, sin quererlo, han creado un escalón adicional de espera. Esto termina causando más problemas de salud”, comenta.

Entre los datos que aporta, afirma que “En 46 estados la gente de color vive con más polución que la gente blanca, en porcentajes que se elevan hasta un 30% Los afroamericanos tienen tres veces más probabilidades de morir de asma, dolencia que se sitúa en 10% para niños de esa comunidad”. Es lo que él llama “racismo climático”. 

Agrega que “Si no hacemos nada, vamos a tener una pérdida del 6% en el PIB, enfocada en comunidades vulnerables. Eso se elevará hasta el 20% en el sur del país, debido a la mayor cantidad de regiones pobres que alberga”.

Para concluir, su recomendación es que “Los planes de acción climática deben tener en cuenta la equidad, así como la justicia racial y económica”.

Los más vulnerables del mundo

El doctor Rajendra Shende, es el presidente del Centro de Política TERRE y ex director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En 2007, el Dr. Shende y un puñado de científicos que trabajaron con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, compartieron el Premio Nobel de la Paz con el político y ambientalista estadounidense Al Gore.

Según el especialista en el año 2020, que para él fue el más difícil de los últimos 140 años y el más abrupto en la historia de la humanidad, “no se supo administrar el conocimiento”. Y el sistema de salud no estuvo preparado.

La mayor ironía para él, es que “Este pequeño virus invisible atacó a países armados hasta los dientes”. Cree que nuestro futuro se ve muy oscuro e incluso lo compara con la desaparición de los dinosaurios. Cita “La Sexta Extinción”. Y no lo ve tan lejano.

Los dos desastres que nos amenazan son, para él, la salud y el cambio climático. Shende teme otra pandemia.

Mostró un video titulado “Climate 30”, con el cual advirtió que, si no se toman ciertas medidas urgentes, para el año 2030 enfrentaremos un desastre aún peor.

Entre las potenciales calamidades detalladas, mostró refugiados climáticos que abandonarían las costas para marchar tierra adentro, hospitales inundados, escasa disponibilidad de comida para distribuir o de agua para la higiene y el aseo. 

Y subraya: “Para esto estamos dando un aviso. Para el COVID-19 no hubo un aviso y ahora ya sabemos que prepararnos es muy importante”.

“Hemos visto que en los desastres globales sufren más Asia y África. Quienes tienen más dinero pueden lidiar mejor, la desproporción el sufrimiento de la gente pobre en estas situaciones es enorme”.

Cree que todo esto se debe abordar con una agenda de responsabilidad compartida: “Las personas que consumen más y contaminan más, deberían pagar por aquellos que no consumieron y no crearon polución”. 

Y alerta que ahora hay que lidiar también con temas ligados a la salud. Espera que, aunque cada país tenga su forma de hacerlo, esto se haga bajo el liderazgo de las Naciones Unidas y que los más necesitados tengan las vacunas y la asistencia necesaria, de la misma manera que los países con más recursos deben ayudar a los menos favorecidos respecto al cambio climático.

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