Por Carlos Roa
Ian, el enorme y devastador huracán de categoría 4, ha sido el más letal que ha azotado el estado de Florida desde el huracán del Día del Trabajo de 1935. El número de víctimas registrado asciende a más de 120 personas.
Causó daños generalizados en el sureste de Estados Unidos, especialmente en Florida y Carolina del Sur.
Las pérdidas totales para compañías aseguradoras podrían alcanzar entre 53.000 y 74.000 millones de dólares, según una estimación de la empresa de estudios de riesgos RMS. También se calcula que el Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones podría sufrir pérdidas adicionales de 10.000 millones de dólares por las marejadas e inundaciones interiores causadas por la tormenta.
Los costos de las acciones judiciales podrían añadir entre 10.000 y 20.000 millones de dólares a las pérdidas de las aseguradoras por el huracán Ian, según el Instituto de Información de Seguros.
Ahora ha comenzado el proceso de limpieza y recuperación. Parte de él incluye misiones de búsqueda y rescate en zonas a las que sólo se puede acceder por barco y avión, especialmente en los alrededores de Fort Myers.
Miles de personas han quedado atrapadas entre casas inundadas y edificios destrozados. Los esfuerzos continúan en lo que se espera que sea un proceso largo.
El condado de Charlotte quedó sin electricidad, pero una de las comunidades que lo componen nunca se quedó sin energía ni internet.
Babcock Ranch se autodenomina «el primer pueblo con energía solar de Estados Unidos». También se le conoce como «El pueblo del mañana», con un lema orgulloso: «El futuro es brillante». Alberga 700.000 paneles y genera más electricidad de la que necesita el vecindario de 2.000 viviendas.
La resistencia al cambio climático es el núcleo de la comunidad. El paso del huracán Ian supuso una auténtica prueba para la ciudad, ya que dejó sin electricidad a más de 2,6 millones de clientes en el estado, incluido el 90% del condado de Charlotte.
Sus calles se diseñaron para que las casas no se inunden. Los jardines con plantas nativas de la región ayudan a controlar las aguas pluviales. Las líneas de electricidad e internet están enterradas para evitar daños por el viento. Además, todo lo anterior se ha construido de acuerdo con los estrictos códigos de construcción de Florida.
En momentos cuando la reconstrucción es una tarea necesaria, Florida debería mirar hacia Babcock Ranch. Su experiencia exitosa al enfrentar este poderoso huracán es una referencia sobre lo que deberían hacer estas comunidades en el futuro inmediato.