Por Carlos Roa
Tras el paso del huracán Fiona por Puerto Rico, el 18 de este mes de septiembre, quedó una vez más expuesta la vulnerabilidad de la red eléctrica de la isla, cuando los medios de comunicación locales anunciaron que más de la mitad de los pobladores habían quedado sin el servicio.
El proveedor de electricidad LUMA Energy esperaba restablecer el servicio para un 77% a 91% de los abonados este fin de semana, según la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, en Adjuntas, un pueblo en lo alto de la cordillera central, la organización Casa Pueblo logró que se viviera una realidad muy distinta: se mantuvieron con servicio eléctrico gracias a paneles de energía solar.
Durante el reciente huracán, la organización compartió cómo algunos de esos sistemas siguieron produciendo y almacenando energía después de que se interrumpió la red. Incluso en el edificio de Casa Pueblo cerca del centro de la ciudad, en el hogar de un vecino que guarda reposo en cama y en la casa de una persona mayor que necesita electricidad para sobrevivir.
En Twitter, el grupo compartió una foto sobre la situación, acompañado del siguiente texto: “En este hogar en el campo vive una persona encamada con sus cuidadores. Ya no tienen energía de [el operador de red] LUMA pero sí energía solar aún en medio de la tormenta porque siguen generando un poco, ajustaron consumo y tienen batería de resguardo.”
El pasado y el futuro
Casa Pueblo se define a sí misma como “un proyecto de autogestión comunitaria que tiene el compromiso de apreciar y proteger los recursos naturales, culturales y humanos”.
Instalaron sus primeros paneles solares en 1999 y se encuentran encabezando iniciativas para instalar equipos y baterías en los negocios locales y los hogares de personas de bajos ingresos, además de quienes son médicamente vulnerables.
Un estudio de Casa Pueblo y la Universidad de Puerto Rico calcula un incremento de más de 3.500% en cantidad de equipos de energía solar desde 2014, sin contar con que hay numerosos sistemas no registrados.
Tras el catastrófico paso del huracán María en 2017, que dejó gravemente dañada la red eléctrica de la isla, se ha multiplicado la instalación de paneles de energía fotovoltaica. Aproximadamente 50 mil sistemas solares han sido instalados en techos alrededor de la isla, la mayoría de los cuales están conectados a baterías de respaldo. Un año antes de María, sólo había alrededor de 5 mil sistemas y pocos de ellos tenían baterías.
De esta manera, Puerto Rico está encontrando en la energía solar su salvación ante un sistema eléctrico colapsado y las frecuentes arremetidas de intensos huracanes. Una solución que puede servir para otras latitudes del planeta con problemas similares.